El Teatro Romea de Murcia acogió anoche el estreno absoluto del espectáculo De Alfa a Omega que la bailaora Cynthia Cano
presentó en su tierra este pasado jueves 22 de octubre de 2015, día,
que quedará grabado a fuego en su memoria. Al compás de un excelente
elenco de artistas, encabezados por los bailaores Christian Lozano y Juan de Juan,
llenó la artista el coliseo murciano de duende, de su genio e innegable
fuerza durante las más de dos horas que duró el espectáculo. Un
espectáculo que es el Alfa en la carrera de Cynthia por que el Omega a esta joven le queda aun lejos, muy lejos. Lo de anoche en el Romea fue la confirmación de que Murcia, con la Cano, tiene bailaora para rato y un motivo más para reivindicar su espacio en el panorama flamenco.
Nos regaló la noche momentos muy especiales en la interpretación libre de Cynthia Cano sobre el legado de dos genios nacidos en el seno del otrora Reino de Granada ¡Ay Granada! sollozaba según la leyenda el rey moro Boabdil en el Cerro de las Lágrimas al dirigir su mirada por última vez sobre la ciudad Nazarí al abandonarla definitivamente ¡Ay su Lorca y su Morente! ¡Ay Granada! Pero no solo la ciudad de la Alhambra nos embriagó de su aroma a través del baile de Cynthia Cano.
Nos llevó la murciana a lo largo de la noche por distintos palos
flamencos a los que dotó de su arrolladora personalidad, regalando una
velada inolvidable al público que acompañó a su paisana en este día tan
especial.
Un enorme corazón proyectado sobre el escenario del Romea latía por fandangos, fandangos dibujados por la guitarra flamenca de Luis Medina y el piano de Alfonso Aroca, compás con el que Cynthia rompía el silencio del teatro murciano. Templado su baile en este alfa. Baile que continuó arropado por las palmas de Rafael del Moral y Samuel Raya, además de las castañuelas que la bailaora tocó con gracejo y flamencura. Por vidalita sonó, en la voz de Vicente Gelo, la Aurora de Nueva York letra de García Lorca con la que Enrique Morente hiciera alquimia en su Omega y con la que Cynthia Cano arrancase la primera de las ovaciones de la noche.
De la oscuridad de las bambalinas del Romea y del brazo del cantaor Miguel Lavi apareció de nuevo Cynthia Cano sobre
las tablas para ofrecernos su baile profundo y sentido por taranto.
Ceremoniosas sus mudanzas, bellísimo su braceo, doliente su mirada.
Jugueteó por ritmos de tango durante este taranto, ritmos que nos
trajeron a una Cynthia descarada y socarrona que
arrebató al respetable y comenzó a gustarse en su baile. Nos dejaba bien
acompañados tras su remate por tarantos con el baile enorme de Juan de Juan.
Revolucionó el sevillano el aroma añejo del teatro con su soleá
por bulerías con las que etéreo flotó por el escenario. Elegante y
potente su baile gitano. Flamenco de raza.
Y con las pulsaciones al alza tras el baile de Juan de Juan emergieron a las tablas del teatro Cynthia Cano y Christian Lozano
para ofrecernos, al alimón, un bello juego armónico de idas y venidas,
de encuentros y desencuentros entre sus cuerpos al son del delicado
piano de Alfonso Aroca. Brotaba el sentimiento de sus
rostros, de sus gestos, de sus cuerpos, sensaciones que se paseaban por
el patio de butacas y se colaban en nuestros corazones. Nos dio un
respiro la noche con la guitarra melancólica de Luis Medina que junto a la voz de Javier Rabadán trajeron la pausa en la Oda a Walt Whitman.
Y nos paseó Cynthia Cano en
el ecuador del espectáculo por otras latitudes, nos trajo ritmos
lejanos que a la vez se volvieron ritmos hermanos. Reivindicó el poder
de la raza negra, su fuerza y su gracia junto a la percusión de Yosney Linares que se fusionó con el taconeo eterno de la bailaora murciana. Y de los sones negros, a la sal de Cádiz. Se reunieron a modo de ceremonia flamenca todos los artistas en el escenario recordando un tabanco de Jerez o una peña gaditana y el Romea paladeó el atardecer en esa hermosa bahía.
Bastia y El Lavi nos arrebataron por Cádiz con su cante jondo y sus voces rasgadas. Tremendo Sebastián Contreras Bastia cantaor de la tierra que vio crecer el baile de Cynthia Cano en
este proceso de niña a mujer. Bonitos sus momentos, sus miradas y
seguramente sus emociones. Emociones que habrán sentido desde el cielo D. Sebastián Escudero y D. Lázaro Issaqui partícipes junto a Bastia del crecimiento de la murciana.
Junto a Bastia, sentada, comenzó a contonear su cuerpo Cynthia Cano por alegrías, un Bastia que
jaleaba a la artista quién nos embaucó a posteriori con su baile
poderoso y canastero con el seductor movimiento de su mantón. Y del
baile de Cynthia a la preciosa lucha por bulerías de Christian Lozano y Juan de Juan
quienes pusieron en pie al público murciano con su arte; elegancia y
técnica el primero junto al genio y embrujo del segundo. Se desbordaba
ya el Teatro Romea de la energía que emanaba el escenario de la mano de estos dos grandes bailaores que arroparon a La Cano en el estreno de su De Alfa a Omega. Energía devuelta a las tablas en forma de cerrada ovación por parte el público.
Habanera y tangos para encarar los últimos lances de la noche con una Cynthia entregada al público en cada una de sus escobillas y taconeos. Bonito el cante de Vicente Gelo y Miguel Lavi por estos cantes de ida y vuelta como bonito el juego de Cynthia con su abanico. Dejaron los artistas paso a la voz de Enrique Morente y su Ciudad sin sueño, voz que junto a la proyección de Onésimo Hernández erizó el vello del público murciano en uno de los momentos más especiales de la noche. ¡Eterno Morente!
Cerró Cynthia Cano en solitario su De Alfa a Omega con esta Ciudad sin sueño y comenzó la bailaora murciana a recorrer un nuevo camino y a buscar su Omega, ese para el que aun le quedan muchos aplausos por recibir y muchos teatros que llenar. Se convirtió Cynthia Cano anoche en una realidad de nuestro flamenco con su valentía, esfuerzo y categoría al baile.
¡Suerte y a por tu Omega!
Fotos: José Miguel Cerezo |
Texto: Gabriel Maldonado
Fotografías: José Miguel Cerezo
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