Declaración del Flamenco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO

La Unesco declara el Flamenco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en Nairobi 16.11.10

miércoles, 27 de junio de 2012

II FESTIVAL "MARE MÚSICUM" ROQUETAS DE MAR (ALMERÍA) DEL 7 AL 11 DE JULIO 2012



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 Web del Festival

Accademia del Piacere & Arcángel. Director Fahmi Alqhai.
"La idas y las vueltas". Diálogo entre el Flamenco y el Barroco Colonial.

Sábado 7 de julio a las 22.00h - Entradas: 15€

Lugar de celebración

Las idas y las vueltas de Fahmi Alqhai y Arcángel con la Accademia del Placere

Dr. Norberto Torres Cortés

Es sabido que las aguas unen en vez de separar. Aislada en el etnocentrismo europeo, la flamencología tradicional ha marginado, cuando no menospreciado o vetado, una serie de cantes llamados “de ida y vuelta”, considerados poco flamencos por su carácter mestizo ligado a Hispanoamérica. Es el idealizado concepto esencialista de “pureza” de entonces el que  desvió la mirada hacia dentro, para una música que es en esencia abierta y mestiza. Después de muchos años de ombliguismo, la perspectiva atlántica del arte flamenco empezó a tomar cuerpo teórico y artístico en 1992, gracias a la celebración de la Exposición Universal de Sevilla, con la VII Bienal de Arte Flamenco. Solo una mente abierta y sin prejuicios como la del poeta andaluz José Luis Ortiz Nuevo podía programar entonces lo que llamó “encuentros radicales y profundos entre músicas que fueron y son una y otra parte de la mar atlántica, procurando fusiones, amoríos del arte por los abrazos del ritmo”.  ¿Quién no recuerda el concierto de Enrique Morente con Max Roach? (Morente que graba por cierto con Nuevos Medios este año 92 su “Negra, si tú supieras”).  Romualdo Molina y Miguel Espín publicaban su estudio Flamenco de ida y vuelta en el que aparecía un apéndice firmado por un desconocido llamado Faustino Jesús Nuñez. El musicólogo gallego principiaba así su análisis musical de los estilos de ida y vuelta: “El estudio del Arte flamenco desde una perspectiva atlántica no ha despertado hasta la fecha interés para la flamencología. La razón es tema anguloso, el Viejo Mundo (el subconsciente europeo) no está preparado para sentirse influido por el Nuevo”. El desafío estaba lanzado y un mundo estaba por descubrir o redescubrir, el que siempre ha unido las dos orillas de un mismo mar.
 
Aunque las cosas del palacio flamenco van despacio, esta perspectiva de mirar hacia el horizonte atlántico ha seguido su camino pasito a paso, hasta llegar a proyectos sólidos como el de Fahmi Alqhai con Arcángel y sus idas y vueltas con la Accademia del Placere. Dos músicos sobresalientes en sus géneros, la música barroca y el flamenco, dos mentes inquietas, sin prejuicios y creativas, para sentarse y dejar hablar la historia musical de un proceso de mestizaje de más de quinientos años. ¿Había manera de entenderse? ¿Es el Arte un palimpsesto con trazos de hombres nómadas o un proceso radical de ruptura de sedentarios? 
 
La respuesta la tenemos ahora en un diálogo original entre tonadas y romances del Renacimiento español y estilos flamencos como la toná, la granaína o los jaleos, músicas mestizas como la vidalita, las popularísimas e internacionales folías de España o las seguiriyas, danzas de ambos lados que se hermanan en un mismo pulso, la xácara con la bulería, la guaracha con el tanguillo y la guajira. Aunque las instrumentaciones y consecuentemente las estéticas varían, con la formación de cámara barroca de voz de soprano,  violas de gamba, violone, guitarra barroca con órdenes, flauta de pico y panderos, y la desnudez de la voz flamenca con la guitarra de seis cuerdas simples y el sencillo cajón de madera, el ritmo une a todos en un mismo latido, el de la africanidad compartida, las armonías barrocas se aproximan a la cadencia andaluza, las melodías tienen aire de familia a pesar de las estéticas opuestas del canto bello y del cante desgarrado. Y sobre todo hay una misma actitud ante el hecho musical: el placer del movimiento, el famoso “aire español”, el de la danza como música corporal, el de la variación como proceso de improvisación y creación. Por este motivo el encuentro no puede aspirar a ser otra cosa que un proyecto abierto, un “aquí y ahora” diferente en cada concierto, el de la expresión de los afectos y de los sentimientos, de los placeres. Por este motivo el concierto de Roquetas será único e irrepetible.   

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