ALGO MÁS RECORDANDO A CARMEN
Que Carmen se adelantó a
su tiempo es indudable. Incorporó una velocidad técnica mezclada con
una fibra salvaje y natural. Pura gitanería. Riqueza rítmica y acentos
distintos. Sentido del espectáculo, algo tan difícil de hacer entender a
los flamencos… ¿y sobre la pureza?
Si la pureza
fuese fidelidad a los instintos, Carmen era pura. Yo la vi diariamente
en el Teatro de la Zarzuela hace muchos años. Su baile era como salido
del Somorrostro, a girones y rompiéndose. Para mal o para bien Carmen no
se relacionó, o no se vinculó, como Antonio Mercé, La Argentinita o
Vicente Escudero, con círculos literarios o intelectuales, ni para bien,
ni para mal. Viajaba con una prole familiar (¿Cuántos de familia?)
trasladando su círculo vital y montando su campamento mediterráneo del
Somorrostro, si era necesario, en Nueva York. Era una forma de blindar
su espíritu.
Observando el comportamiento individual y colectivo de nuestra sociedad, valdría la pena haber conocido el psicoanálisis de Carmen, un ser humano de sabiduría vivida, que sabe discernir entre lo fundamental y lo superfluo. Quizá en esta palabra, FUNDAMENTOS, está la clave de su rotunda seguridad y de su inteligente anarquía.
Tenemos 3 grandes bailaoras para mostrarnos el enorme manantial estético de Carmen. La burlería y taranto de Pastora Galván, de gestos premeditadamente imitativos metabolizados. La escuela familiar natural genética de Karime Amaya. Y si hay que aportar salvajismo y belleza unidos ahí está la gaditana Paloma Fantova.
Este es el
calidoscopio estético de Carmen que pretendemos trasladar a nuestro
tiempo. Venimos de él y somos conscientes de ello.
Luis P. Adame
Presidente de la Academia de las Artes y Ciencias del Flamenco
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.