Declaración del Flamenco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO

La Unesco declara el Flamenco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en Nairobi 16.11.10

viernes, 4 de agosto de 2017

POESÍA, VERSO Y EMOCIÓN CONTENIDA EN EL PREGÓN DEL ACTOR MURCIANO DE LA 57 EDICIÓN DEL FESTIVAL CANTE DE LAS MINAS

“Por detrás de la colina
donde se pierde el sendero,
con una voz cristalina,
iba cantando un minero
“caminico” de la mina.”

 ¡Ay! La mina…
 ¡Ay! La minera…

“La minera es un lamento
que al salir del corazón
le da su “quejio” al viento
y en las minas de La Unión
se hace luto y sentimiento.”

Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades, Reyes de la Minería, Comendadores de la Orden del Cante Jondo, Realezas del Cante Grande, Altezas del Baile y el Taconeo, Majestades del Toque y la Guitarra, Soberanos del Compás, Príncipes y Princesas del Arte Flamenco, Nobles Señoras y Caballeros de la Ciudad de La Unión, Señores Embajadores llegados de distintos lugares hasta este Centro de la Magia y la Inspiración, aficionados todos…

Cantaba nuestro poeta Miguel Hernández:

“Aquí estoy para vivir
mientras el alma me suene
y aquí estoy para morir
cuando la hora me llegue,
en los veneros del pueblo
desde ahora y desde siempre…”

Quisiera rendir con estos versos un sincero homenaje a los hombres sencillos, a los trabajadores, al pueblo humilde, a esos obreros que bajo la tierra defendieron su dignidad y la grandeza y pureza de sus cantes.

Aquí estoy en esta Mágica Sierra Minera llena de plasticidad arañada por el esfuerzo de los hombres que trabajaron en sus minas, asombrado de nuevo por su sobria y profunda belleza.

Aquí estoy, en La Unión, para pregonar un legado nacido del sacrifico y el trabajo de los hombres que cantaron su dolor y lo convirtieron en arte.

Elijo la palabra de Miguel Hernández porque nadie cantó desde el pueblo y para el pueblo de una manera tan pura, tan auténtica y sin artificio, verdadera poesía, como verdadero cante.

Un Legado que hoy nos emociona en esta Catedral del Arte y la Hondura, un Legado convertido en el Festival de Flamenco más importante del mundo.
Aquí estoy para deciros que ya comienza la 57 edición del Festival del Cante de las Minas de La Unión.

“Ningún peligro le espanta
al minero de La Unión
porque lleva cuando canta
la mina en el corazón
y el filón en la garganta”

Si hoy el Festival del Cante de las Minas es un Festival de Interés Turístico Internacional y los Cantes de Levante un Bien de Interés Cultural de Carácter Inmaterial, ha sido gracias al buen hacer, a la constancia, el rigor y el trabajo de muchas personas que aman, defienden y dignifican un inmenso patrimonio flamenco.

Hoy La Unión es la Capital Universal del Flamenco gracias a que hace más de medio siglo un grupo de vecinos apasionados defensores de las tradiciones de esta ciudad y el propio Ayuntamiento se hicieron eco de la llamada del genial Juanito Valderrama que en un  concierto en la localidad les animó a defender el rico patrimonio de los cantes mineros de nuestra tierra.

Siempre he creído que el amor mueve el mundo, sin el amor de estos pioneros a su tierra, a sus raíces, a sus tradiciones, a su gente, sin el sueño de convertir este hermoso rincón del mundo en el centro del universo flamenco, nada hubiese sido posible y gracias a todos ellos que crearon en octubre de 1961 el primer Festival del Cante de las Minas  hoy podemos disfrutar en este entorno único y maravilloso, este arte de profundo sentimiento y belleza única.

“A las dos de la mañana
y bajo la luna llena
cantaba Antonio Piñana
de La Unión a Cartagena
con Juanito Valderrama”
Mi recuerdo y homenaje a todos los que han hecho grande este Festival.
Al gran Antonio Piñana Segado, estudioso, recopilador y excelente intérprete de estos cantes tan nuestros. Ganador de la primera Lámpara minera , cuya esencia , sentimiento y sabiduría permanecen en el infinito talento de toda la familia Piñana, Curro Piñana que canta con la voz de su sangre, emocionado y con su mítico abuelo en el pensamiento también recogió la lámpara minera en 1988.
Como la recibieron también dos figuras grandes interpretando la minera y otros cantes de levante, como lo fue Pencho Cros y lo es Encarnación Fernández , representante fiel de una familia que atesora  todo el sentimientos de estos cantes mineros.

Así hablaba de ellos ese gran trovero, poeta y erudito del arte de la repentización, que es Ángel Roca:

“Cuando canta Pencho Cros,
por el secreto que encierra
el conjuro de su voz,
toda el alma de la Sierra
llega hasta el trono de Dios.”

“Por Dios, canta Encarnación
esa minera valiente
que desgarra el corazón
para que aprenda la gente
cómo se canta en La Unión.”

Igual que la han recibido interpretes tan importantes y reconocidos como Luis de Córdoba, Manolo Romero, Curro Lucena, Rocío Segura, Miguel Poveda o Mayte Martín, cito sólo a algunos pero todos están en nuestra memoria cantaores y cantaoras que han obtenido este codiciado trofeo.

Por este escenario han desfilado también grandísimos artistas como Juanito Valderrama, la Paquera de Jerez, Chano Lovato, Matilde Coral, Calixto Sánchez, Antonio Canales, Manolo Sanlucar, José Mercé, José Menese, “El Cabrero”, Sara Baras, Tomatito, “El Habichuela”, Estrella Morente, Enrique Morente, Paco de Lucia o Camarón de la Isla, por citar  algunas personalidades del mundo flamenco que elevaron con su arte y su presencia la relevancia de La Unión y su Festival.

Este emblemático edificio, esta “Catedral del Flamenco”, como ya es conocida en el mundo entero, guarda con orgullo para siempre encerrados el duende y la voz infinita de Camarón cuando cantaba por cartageneras:

“Los pícaros tartaneros,
un lunes por la mañana,
le robaron las manzanas
a los pobres arrieros
que venían de Totana…”

Profundos Cantes de Levante de gran hondura y sentimiento que guardan en su gen el eco de las voces de los campesinos de tierras Almerienses y Granadinas y se fijan y estructuran en la Sierra Minera de Cartagena-La Unión.

El folklore es el basamento sobre el que se edificaron todos estos cantes, como así se lo dijo a Antonio Piñana Segado otro Antonio, Antonio Grau Dauset, hijo del legendario “El Rojo el Alpargatero”.

El fandango de Las Alpujarras, determinadas melodías populares del Valle de Almanzora o de la Sierra de los Filabres, los cantes de labor como la trilla, la “madrugá” o la siega y las malagueñas folklóricas que bailaban nuestros antepasados en festejos, cortijos o en eras de toda esa zona parece que son la materia prima que destilará en los cantes que hoy conocemos pausados, dolientes, ricos  y de gran belleza musical, gracias a las recreaciones estilísticas de maestros y maestras del cante como El Rojo, La Peñaranda, Chilares, El Morato, Chacón, El Mochuelo, Emilia Benito, Cojo de Málaga, Niña de los Peines, Manuel Torre, Cayetano Muriel, Escacena, Marchena y el propio Antonio Piñana.

“Yo me levanté en Albox
y almorcé en Puerto Lumbreras,
he “comío” en Mazarrón,
he “cenao” en Cartagena
y voy a dormir en La Unión.”

Tarantas, tarantos, mineras, cartageneras, levanticas, murcianas… Expresión pura del sufrimiento de un pueblo explotado. De hombres que fueron víctimas de unas condiciones laborales extremadamente duras y de mujeres que perdieron a sus maridos, a sus padres, a sus hermanos o a sus hijos en la oscuridad profunda de la mina.
Pero también son arte, sensibilidad, delicadeza, inspiración y poesía… Nos dejó el poeta cartagenero Antonio Oliver, marido de Carmen Conde, este hermoso poema titulado “Mina”:

“Por la oscura galería
van los mineros cantando,
esperando
llegar a la luz del día.

El cantar va resonando
en las otras galerías.
Y el monte se va preñando
de esperanzas y armonías.

Ya callaron los barrenos.
Ya cesó la voz del mando.

Caminar del nuevo día,
van cantando
por la oscura galería.”

O ese deseo hecho poesía de la exquisita artista, hija de La Unión, que fue María Cegarra:

“Me moriré en La Unión, junto a las minas,
con un rumor de mar a mi costado.
El cante de mi tierra como rezo.
Y el trovo de un amigo por corona.”

El Festival, ha contado, además, con la colaboración desinteresada de los más importantes artistas plásticos, de prestigiosos creadores con reconocimiento internacional.

Por citar a algunos de ellos, han realizado carteles en sus distintas ediciones nombres tan importantes como Antonio Saura, Tápies, Chillida, Ramón Gaya, Eduardo Arroyo, Martín Chirino, Manolo Valdés, Rafael Canogar, Luis Gordillo o Miquel Barceló, por enumerar a algunos de ellos.

No quiero olvidarme esta noche de manifestaros el orgullo y la emoción que siento con este nombramiento. Me sobrecoge y me impresiona pensar en algunos de los nombres que han pregonado este Festival: (Enrique Tierno Galván, Tico Medina, Carmen Conde, Castillo Puche, José Sacristán, Luis María Ansón, Ángel Álvarez Caballero, Félix Grande… De verdad). Muchas gracias a la organización del Festival por haberme concedido este gran honor

¡Ay!  ¡Ay!  ¡Ay!

En la mina se escuchó
el cante de una minera…
En la mina se escuchó…
Por lo triste que sonó
¡Qué grande sería la pena
del hombre que la cantó!


¿Qué misterio profundo canta el alma del hombre? ¿Qué sentimiento tan hondo cala como una escarcha de plata en el corazón de la noche? ¿Qué nos conmueve cuando canta el hombre su dolor y su queja?

Hay algo tan profundo y verdadero en su canto, que nos asombra cómo sólo un niño puede asombrarse cuando despierta a la vida. Algo tan primitivo, tan único que nos salva de la muerte en el instante sublime de su arte.

Cuando el hombre canta su dolor y nos conmueve, nos acerca en su honda verdad, al dolor universal del hombre, a su deseo de libertad, a la lucha por la vida, por su pan, por su trabajo, la lucha por la dignidad irrenunciable de ser y estar vivo.

Decía Fernando Quiñones:

El cante no se entiende, se vive, como un árbol arraigado a las piedras y pujando hacia el cielo como el rumor del agua en la resaca y el oscuro clamoreo de la vida y la muerte

Mi recuerdo desde aquí para todos los buenos aficionados, cantaores, cantaoras y bailaoras flamencos de mi pueblo, Puerto Lumbreras, por haberme regalado momentos maravillosos con su arte sencillo y sincero. Un recuerdo que es también para los flamencos de todos los rincones del mundo que mantenéis vivo con vuestra pasión y vuestro amor este arte eterno y que hacéis tanto bien a la salud espiritual de nuestro tiempo.

Escribía el gran poeta y flamencólogo Antonio Murciano:


                   Media voz o grito abierto
el cante es queja. La copla,
vida herida por tres versos.

Hasta el ruedo de la tarde,
de la noche de los tiempos
suben hondos tercios, lances.

Como un toro del chiquero
el buen cante salta al aire.
¿Quién me lo fija en los medios?

Citar de frente es la clave.
Y la llave del misterio
el cante por naturales.

Y la estocada en el centro.
Porque el cante es arte y parte
la almendra del sentimiento.

De la sima de la carne
o de la cima del alma
de un ciego amor, nace el cante.

O esa otro poema en el que dice:
Cuando su arranque es de dentro,
sube por dentro y araña
los entresijos del cuerpo.

Tiene voz de tribu errante.
Raíces, sonidos negros,
duendes sueltos por la sangre.

Cante, pellizco en el pecho
cante, nudo en la garganta,
cante que levante el bello.

Este cante es cante grande,
puro, jondo y por derecho,
recio y rancio, llanto al aire.

Cante de verdad, concierto
de ecos de terribles madres
para guitarra y silencio.


Y aquí estamos, un año más..
Con los artistas del cante, del toque y el baile, flamencos consagrados y jóvenes promesas, o artistas emergentes que sueñan con alcanzar la codiciada Lámpara Minera o cualquier otro de los prestigiosos premios, nos regalarán noches mágicas e inolvidables, todos ellos ya son ganadores porque sólo proponerse crear arte en estos tiempos difíciles, ya es un triunfo, un acto de valentía y generosidad.

Si hoy el Festival del Cante de las Minas es el Festival de flamenco más importante del mundo también es gracias a todos vosotros al público.

El arte es una actividad espiritual, el artista es un vehículo de algo más profundo más grande que uno mismo. Los artistas necesitamos al público, cuando el público nos escucha, cuando nos escucha de verdad sentimos alivio en nuestro corazón.

Si la voz de un cantaor provoca escalofríos en el público, ese estremecimiento vuelve al cantante y el ciclo se repite una y otra vez así artista y público entran en comunión para celebrar la vida y el misterio de este arte.

Y ya acabo. Con versos empecé mi pregón y con versos lo quiero terminar. Sirvan pues estas rimas de mi amigo y paisano, el pintor Marcos Salvador Romera como resumen y punto final de mi intervención:

Fue declarado el flamenco
bien de interés cultural,
arte grande y predilecto,
patrimonio inmaterial
de toda la humanidad,
para siempre, por la Unesco.

De los variados cantes
que tiene, hay que resaltar
entre los más importantes,
por su pureza y verdad,
a los Cantes de Levante.

Y su exponente mayor
es y será el Festival
de la Minas de La Unión,
de enorme repercusión
y fama internacional.
Levanticas y mineras,
murcianas, cartageneras,
tarantos, cantes mineros
de “Enrique el de los Vidales”,
“El Rojo el Alpargatero”,
La Peñaranda” y “Chilares”.

Cantes desde el corazón
de nuestra Región Murciana
que cantó Antonio Piñana
y que cantó Pencho Cros.

Cantes fruto del talento
de estas tierras levantinas,
cargados de sentimiento
y hechos con conocimiento
que “el que trabaja en la mina
conoce el mundo por dentro
y los demás lo adivinan”.

GINÉS GARCÍA MILLÁN
Agosto de 2017


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